En 2012 Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay sembraron 50 millones de hectáreas con soja transgénica, es decir 500 mil km2 de un único monocultivo. Una superficie 200 mil Km2 más grande que Italia o 150 mil Km2 mayor que la extensión de Alemania. Un “desierto verde” del tamaño aproximado del estado español
En la primera década del nuevo milenio, la emigración rural a los suburbios de las ciudades continentales se alimentó sobre todo con las expropiaciones, expulsiones o usurpaciones de tierras en las zonas rurales por parte de dos sectores que han crecido con consecuencias atroces en esos años. Nos referimos a la agroindustria de monocultivos favorecida por la especulación en commodities en el mercado de futuros y a las mineras a cielo abierto. Ambos sectores controlados por corporaciones imperialistas
El 27 de septiembre de 2013 el gobierno de la provincia de Santa Fe comenzó a trasladar parte de la basura informática que se encontraba depositada en instalaciones del ex Liceo Militar de la ciudad de Recreo. Esos residuos provenían de todas las oficinas públicas provinciales y, esencialmente, del cambio de equipamiento resultante de la inauguración de un nuevo data center provincial. Estos se trasladaron a la empresa Pelco (ex Termosan) la cual es un incinerador de residuos peligrosos que no realiza ningún tratamiento, reciclado ni reutilización de los residuos, solo los queman contaminando a toda la población.




“Nos hemos convertido en superdepredadores. El planeta es nuestro. Y ahora, ¿qué hacemos?”, increpa al espectador el director y fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand en su último documental, Planeta Océano, el más aclamado del festival, que se celebra en Buenos Aires entre el 15 y el 21 de agosto..