LA CODICIA HUMANA Y LA DESNATURALIZACIÓN DE LA FEDERACIÓN AGRARIA
Si existen crímenes que nos indignan en extremo son los cometidos contra los niños, crímenes que generalmente son efectuados por personas en situación de poder frente a ellos, incluso a cargo de su educación y/ó custodia.
Pero la parte más oscura de la naturaleza humana siempre nos está sorprendiendo con nuevas estrategias para victimizar a los más inocentes y desprotegidos miembros de nuestra sociedad.
Por estos días se esta desarrollando en la legislatura provincial el debate sobre la reglamentación de las fumigaciones con agrotóxicos.
El poder de los lobbyes que han instalado el paradigma de los cultivos genéticamente modificados en todo el país es tal, que el tema de la prohibición de su uso ni siquiera está considerado como posibilidad.
Pero ahora, el representante de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo Bel, en el contexto de este debate desnuda la verdadera intención de los sectores que usufructúan las ganancias del modelo de agricultura industrial que esta destruyendo nuestros suelos, y acuíferos, pero primordialmente envenenando los seres vivos, en primer lugar los seres humanos.
La codicia, porque esta es la palabra correcta para designar sus motivaciones, los lleva a mentir flagrantemente en su intento de sacar dinero hasta de los patios de las escuelas, aunque esto signifique envenenar a los niños.
El proyecto de reglamentación de la ley que se esta debatiendo incluía una prohibición para fumigar cerca de poblaciones humanas y establecimientos educativos rurales, determinando taxativamente la distancia a la que no se podían efectuar.
Pero Bel, proyectándose ya no solo como vocero sino como cómplice de estos intereses nefastos, en nombre de Federación Agraria, sostiene que no se deben determinar distancias específicas porque hay productos….”amigables con el medio ambiente, de baja toxicidad….” que, según el, se podrían aplicar encima de poblaciones y escuelas.
Ahora veamos cuales son los productos “amigables” como los llama Bel:
Encabeza la lista de los productos Franja Verde, el glifosato, que alcanzó ese estatus otorgado por un cómplice SENASA, que para autorizarlo de ese modo, aunque usted no lo crea, se basó en los prospectos en inglés de propaganda de la empresa.
Fueron necesarios años de investigaciones del Laboratorio de Biología Molecular de la UBA, cuyo titular el Dr. Andrés Carrasco denunció que este producto es teratogénico, disruptor endocrino y de extrema peligrosidad para los seres humanos.
El sucesor del glifosato, el glufosinato, tiene también siempre según SENASA, una toxicidad muy baja para animales o humanos y que “una baja exposición a ellos” no es dañina. Por lo tanto según Monsanto y la Federación Agraria, también podría ser utilizado sin problemas para fumigar nuestros niños en las escuelas.
Sería hasta gracioso sino fuera criminal, saber que mientras en Alemania, Bayer, la empresa que lo produce, retiró hace mas de un año el herbicida Liberty, en base a glufosinato, como peligroso por provocar malformaciones, que fue incluido en la lista de 22 pesticidas que van a desaparecer del mercado en base de la nuevas normas de la Unión Europea, aquí SENASA lo aprobó como de “baja toxicidad” en una trámite inusitadamente acelerado.
Podríamos seguir la lista de los productos con que la Federación Agraria quiere seguir fumigando sin limitaciones de cercanía con poblados y escuelas, a los que Bel llama “amigables con el ambiente de baja toxicidad”, pero que en el mundo entero vienen siendo prohibidos por su extrema peligrosidad.
Como decíamos al principio, la codicia desnaturaliza completamente las acciones humanas al punto de transformar aparentes empresarios rurales en monstruosos agentes de un modelo económico atroz, del que ellos son promotores y ejecutores.
En nombre de la sociedad en general y en particular de nuestros niños que quedarían habilitados, de prosperar esta criminal iniciativa, a ser fumigados con estos venenos, les decimos desde nuestra página, a las Sociedades Rurales, la Federación Agraria, los colegios de Ingenieros Agrónomos, etc.:
Señores, con los niños no.
Fuente: Funda Vida
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