Aunque la planta de celulosa se modernizó, continúan las denuncias por contaminación
Agenciafe/Rosario 12
Al menos dos veces al mes, un buen porcentaje de los habitantes de la ciudad de Capitán Bermúdez padece "olores muy desagradables". Para Cecilia Bianco, bermudense e integrante de la ONG Taller Ecologista, se generan en la planta de la empresa Celulosa Argentina, una de las papeleras más grandes del país. "No lo tienen controlado y lo que más llama la atención es que es de madrugada", apuntó la ambientalista. Tras la disputa entre Argentina y Uruguay por el emplazamiento de Botnia en la localidad de Fray Bentos, el gobierno nacional entabló convenios con productoras de papel. Esa instancia "ha mejorado notablemente el aire alrededor de la planta", según el Secretario de Salud, Desarrollo Social y Medio Ambiente de la ciudad, Manuel Smerling. Para el mes de enero se aguarda una parada general de las funciones de la planta, un proceso de mantenimiento que hasta el año 2010 provocaba un "fuerte olor a coliflor en el ambiente".
Todas las fuentes consultadas por Rosario/12 afirman que en los últimos años Celulosa disminuyó los niveles de contaminación provocados por la emisión de gases tóxicos. Imborrable queda en el recuerdo la diseminación de Furanos, dioxinas y cloro elemental, sustancias riesgosas para la salud. "Se ha logrado bajar notoriamente la lluvia ácida, la emisión de contaminantes al medio ambiente y sobretodo al río, que es lo menos visible pero lo más peligroso", describió Smerling. Desde el Taller Ecologista admiten una "renovación" en la empresa, pero siguen señalando otro tipo de olores "muy desagradables".
Al detenimiento total de la planta, en Capitán Bermúdez se lo conoce coloquialmente como "clorada" porque históricamente dispersó un nocivo aroma a cloro elemental por la ciudad. Pero los olores que ahora detectó Bianco no se corresponden con aquellos. "Podría suponerse que es 'clorada', pero es otro proceso. Lo de siempre es el mercaptano (compuesto inflamable pero no tóxico), pero se suma otro olor, un escape dos veces al mes", dijo la ambientalista, que al tomar contacto con autoridades de la empresa recibió como respuesta que "estaría relacionado con la falla recurrente en un sello hidráulico".
La descarga en el aire "es muy acentuada" y los síntomas más inmediatos en quienes lo sufren son dolores de cabeza e irritaciones en las vías respiratorias y ojos. "A lo mejor el escape es de una hora, pero cuando se queda en tu casa te puede quedar una hora más", señaló Bianco. Pese a no tener "ninguna medición" que aporte claridad y temiendo ser "muy aventurada", ella identifica "al mercaptano y a algún componente ácido del azufre" como los generadores de olores. "Lamento no tener precisiones, es una realidad que hace mal y la incertidumbre no nos conduce a nada. Hay mucha preocupación y no hay mucha intención por conocer qué calidad de aire tenemos. Vemos falta de control porque sin duda que la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia debe acercarse con auditorías, pero no están subidas a las páginas web. Desde la provincia no hay información y desde el municipio menos", explicó la integrante de la ONG.
La ambientalista señala también que el municipio local, "como los de la zona que deben lidiar con grandes empresas", no cuenta con laboratorios acordes para realizar estudios de los niveles de contaminación de la planta. Por ese motivo, enfatizó sus críticas hacia la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia, ámbito que --a su juicio-- debería ser más riguroso en los controles. "Hay algo que está faltando desde la Provincia", apuntó.
Habitualmente, una vez al año se detiene la actividad de la planta de Celulosa. Se realizan tareas de mantenimiento y se le pone pausa a la producción de pulpa de papel. La "clorada". Funcionarios municipales aseguran que el proceso en sí no genera riesgo de salud ni ambiental. Aunque admiten que puede causar inconvenientes en el arranque, en la vuelta al funcionamiento normal. En ese instante pueden cambiar los parámetros de los efluentes tanto líquidos como atmosféricos. "Se corrigen instantáneamente, puede provocar alguna molestia pasajera y mínima de dos minutos", afirmó el Coordinador de Saneamiento y Medio Ambiente, Luis Valincq.
Cada vez que realiza la parada, la empresa notifica "siempre" al Municipio "el por qué, el tiempo que va a necesitar y qué va a pasar en el arranque". Como Celulosa "siempre ha elegido hacerlo después de las fiestas", se espera que el proceso se lleve a cabo en enero. "Ya se sabe que va a haber una parada, pero no está legalmente pedido", contó el funcionario local.
En tanto, Smerling reconoció que Celulosa se sometió al "plan de modernización" de las plantas productoras de papel que entabló Romina Picolotti cuando era la titular de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación. "Las plantas eran absolutamente obsoletas", dijo el bermudense, quien afirmó que la provincia estableció un "monitoreo permanente" de la plata a fin de controlar que no se produzcan emanaciones tóxicas.
Sin embargo, en el año 2010 se padecieron "olores nauseabundos y molestos". En ese momento fueron detectadas "dos o tres fugas" que afectaron a las escuelas lindantes, una de ellas, el Colegio Nuestra Señora de los Milagros, ubicado dentro del gigantesco predio que posee Celulosa en Capitán Bermúdez. Tal nivel de emanaciones obligó al "desalojo" de los establecimientos.
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