El ruido afecta tanto la salud como la calidad de vida de los habitantes al producir perturbaciones y distorsiones acústicas que inciden agravando las situaciones de dolor o sufrimiento que ocasionalmente puedan padecer los mismos.
El deterioro en la calidad de vida en una ciudad no depende sólo de la contaminación del aire, agua o suelo – que las tenemos y en altísimo grado aún no determinado con exactitud en Puerto Gral. San Martín – sino por el penetrante coro de sonidos industriales, cuyas frecuencias van desde las relativamente bajas – perceptibles sobre todo por los vecinos más cercanos – hasta zumbidos agudos, que recuerdan el de los mosquitos, con algunas altísimas variantes en su intensidad.
Paradójicamente somos mucho más afectados quienes nos encontramos a más de 300 metros del origen del ruido que quienes tienen sus casas más cerca. Esto se debe a que las altas estructuras de los silos y otras instalaciones se interponen entre la maquinaria emisora del ruido ubicada, sobre la Unidad N°7 de la empresa Bunge y sus viviendas, pero no sucede con quienes nos encontramos más alejados, y el problema es más serio cuando el viento sopla del sector NE, uno de los vientos dominantes en esta zona. Otro fenómeno muy molesto que se suma al anterior es el evidente y audible efecto de pantalla que los silos ubicados en la intersección de las prolongaciones de las calles Sarmiento y Alem dentro de la empresa Bunge, le hacen al fuerte ruido procedente del secador de precipitado de sílice de Delta Sil, ubicada en la esquina de Guillermo Kirk y Alem – a 200 metros de los silos antes mencionados. El nivel sonoro de esta torre de secado supera los 80 Db a 100 metros de distancia, según consta en varias actas de mediciones efectuadas por personal del Centro de Protección Civil (C.P.C.) de la Municipalidad de Puerto General San Martín en los años 2012 y 2013.
A unos 500 metros de distancia es absolutamente imposible distinguir si el origen del ruido procedente es de la unidad 7 de silos de Bunge o del secadero de Delta Sil, ya que tanto las frecuencias como los niveles sonoros son similares y las estructuras que hay en zona hacen que los dos sonidos se mezclen..
El nivel sonoro máximo tolerable para las horas nocturnas establecido por la Organización Mundial de la Salud es de 55 decibeles (dB). En el caso de contaminación sonora combinada que nos ocupa, el nivel de las frecuencias sonoras más altas debe estar superando los 70 dB a 400 m de distancia de la fuete, favorecido por el efecto de gran caja de resonancia que le aportan las estructuras de silos y otras edificaciones de altura que rodean las fuentes de emisión.
Varios vecinos se han quejado de la dificultad que produce este nivel sonoro continuo, que impide el descanso y la recuración de la salud generando también perturbaciones y enfermedades. En varias ocasiones los vecinos llamaron al Centro de Protección Civil y los ruidos cesaron mágicamente, o se presentaron a tomar mediciones ya que cuentan con los aparatos correspondientes, pero no hay multas o acciones para que las empresas cesen con la contaminación que cae sobre los vecinos. Esto es evidente ya que estas empresas no se ven obligadas a resolver la contaminación que sus maquinarias generan -en este caso sonora- y que perjudican la salud de los vecinos.
Durante años los vecinos y la asamblea de “Vecinos Autoconvocados por la Vida” denunciamos permanentemente la contaminación auditiva provocada por el ruido proveniente de Delta, ahora a modo de burla, se suma el zumbido ensordecedor generado por Bunge. Este ruido se torna insoportable en los momentos que se cargan buques en sus puertos.
Vecinos Autoconvocados por la Vida
Puerto Gral. San Martín
vecinosautoconvocadosxlavida@gmail.com
Ubicacion de La empresa Bunge de Puerto Gral. San Martín
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http://ecosdelasociedad.com.ar/index.php/ecologia-social/108-delta-mata
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