Paseo Ribereño 2014, las penas son de nosotros
El lunes 21 de julio de 2014 fui al único y reducido espacio que hoy tenemos en la ciudad de Puerto Gral. San Martín para poder observar el río. El Paseo Ribereño inaugurado en 2013 con pompas se encontré en una situación que me demostró que nunca se podrá utilizar con los propósitos que invoca. Una flamante obra de 5 millones de pesos totalmente abandonada construida para desinformar y figurar cosas que ya no nos dejan hacer en la ciudad, como es disfrutar de nuestro bello río Paraná.
Foto del edificio días previos a la inauguración
Sería un intrépido el inversionista que decida poner en funcionamiento un Bar o Restaurante en las tan costosas instalaciones que construyó el intendente Carlos De Grandis, como lo son los pescadores que hoy se encontraban pescando pese a la lluvia constante de una mezcla de polvillo y agua que caía sobre el lugar.
Fotos actuales: el edificio sigue vacío, el muelle de pescadores inundado y el suelo lleno de polvillo mojado en un día sin lluvia
Varios meses atrás un ciudadano de Puerto publicó unas fotos en las redes sociales, donde decía estar avergonzado de la suciedad que había en el sector, pero después de ver realmente que sucedía, me di cuenta que ese lugar siempre va a estar cubierto de polvillo; ya que mientras halla barco en el muelle de Bunge el polvillo caerá en mucha cantidad. En el momento estaban rociando con agua desde el muelle para tratar que el polvillo se precipitara más rápido y no volara, pero no lo lograba y no solo caía el polvillo sino que al caer el agua lo mojaba en el piso formando una masa resbaladiza.
Las personas que se encontraban en ese momento no podían pescar desde el sector destinado a esa actividad, ya que por un mal cálculo, los profesionales que estaban a cargo de la obra no previeron que ese lugar se inundaría en estas épocas de crecida del Paraná. Por ese motivo trataban pescar desde una punta donde no les molestaba las barandas que apenas asomaban debajo de ellos pertenecientes al muelle de pescadores tapado en su totalidad por la creciente del río.
En el espació destinado al edificio era realmente difícil caminar de resbalar por la pasta formada por el agua y el polvillo que caía de la empresa Bunge, demostrando que nunca será posible limpiar y mucho menos usar ese lugar para espacio público mientras la empresa siga estando en ese lugar, demostrado está con esto que no hay tecnología que frene el polvillo que cae sobre la ciudad.
Fotos actuales: el muelle de pescadores inundado y el suelo lleno de polvillo mojado en un día sin lluvia
Otra obra faraónica que paga la ciudad, otra cáscara de nuez vacía y sin actividad tras casi un año de su inauguración en noviembre de 2013. Resulta muy difícil creer que exista inversionista tan valiente como para concesionar el lugar para poner algún bar o restáurate ya que tendrá que servir a sus clientes de barbijo, construir mesas cubiertas por burbujas y tener un muy esmerado personal de limpieza para la cantidad de polvillo que caerá sobre sus cabezas.
Mauro Martínez
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