miércoles, 21 de noviembre de 2012

La ecuación que da Cero

Con una campaña muy promocionada con el título “San Lorenzo cuida su medio-ambiente”, el Centro de Comerciantes consiguió que los supermercados ya no entreguen bolsas plásticas. Esas tradicionales bolsas se fabrican usando como materia prima plástico reciclado, y se hacen en nuestra región. El uso más habitual de esas bolsas es la colocación de los residuos domiciliarios y, de no existir, deberemos utilizar bolsas de residuo del mismo plástico. Es decir: después del movimiento artificioso de los términos, la ecuación da cero.

El objetivo de esta campaña de corto vuelo es, como siempre, mostrar una escena en la que parezca que ‘hacen algo’, que es la estrategia que Raimundo mantuvo desde que es funcionario público: un experto en mímesis. Un torpe prestidigitador al que continuamente se le descubren los trucos.

Por pedido y presión del mismo Centro de Comerciantes el Concejo Deliberante de San Lorenzo amplió la zona industrial afectando áreas destinadas a viviendas en donde, de hecho, ya está viviendo gente. Así la ciudad quedó cerrada en los cuatro costados por un cordón industrial que provoca mala calidad de vida, problemas de salud, riesgo constante de incendios y explosiones, y muerte. Todo ello da fe que el ejecutivo está lejos del lema que promociona: San Lorenzo cuida su medio-ambiente. La única justificación de este atropello es el rédito económico, que priorizan antes que la vida de toda la comunidad. San Lorenzo y todas las ciudades deben construir plantas de clasificación y tratamiento de la basura, ya que todo es reciclable y lo que no lo es, no debe ingresar más al circuito del mercado. En cambio, gastan los recursos pagándole a una empresa para que fabrique una montaña. No se trata de una obra de mega-ingeniería sino de algo posible.

No nos oponemos a mejorar lo cotidiano aunque sea en pequeños actos, pero lo que le exigimos al Intendente es que explique en qué recipiente se pondrán los residuos de las empresas, ya que hasta ahora los comparten arrojándolos, irresponsablemente, al agua, a la tierra y al aire de todos.

El nivel de desprecio y de irracionalidad es tan grande que no perciben que ellos mismos y sus propias familias quedan encerradas dentro de esa amenaza cotidiana de muerte. Talan el árbol al que están subidos. Abajo las fieras esperan la caída para comenzar el festín.

Asamblea Permanente por la Vida

Sí al Trabajo Sí a la Vida

No a la Contaminación No a la Muerte

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