En HOMENAJE al NATALICIO DEL CHE, este texto de GALASSO ,(Introducciòn su libro EL CHE)‏

Los medios de comunicación-organizados por los grandes poderes económicos para preservar el orden mundial capitalista-han desarrollado su estrategia,con especial dedicación, respecto al Che Guevara.Impotentes para acallar la repercusiòn de su gesta, vanos los intentos para ocultarlo u olvidarlo, intentan su esterilización incorporándolo a su kermes enceguecedora, desbordante de sonidos y luces de colores.

Para ello, la jugada inicial consistió en desvincularlo de las masas, sacralizarlo en el panteón de la fama en plena soledad; una vez más el gran hombre sin escenario ni coro. Es decir, marginándolo de la Revolución Latinoamericana, que nuestros pueblos transitan desde hace casi dos siglos. El ingresaría a la gloria al precio de que quedasen afuera sus compañeros de luchas e ideales -obreros, campesinos, estudiantes y tantos más- cuya sangre regó nuestras tierras en la brega por un mundo mejor.

Ya aislado se tergiverso su figura y su pensamiento. Esa segunda maniobra consistió en forjar la imagen de un aventurero, individualista y corajudo, heroico y gustador de la muerte, voluntarista y rebelde, mezcla de Don Quijote, Superman y Robin Hood.


El tercer paso consistió en trasladar esa imagen a la remera y al póster para canalizar alguna rebeldía "desmedida", propia del ímpetu y la generosidad de la adolescencia y por eso mismo, acotada su inflluencia a unos pocos años durante los cuales la gente sensata puede tolerar, con cierta voluntad, un extravìo pasajero.. Ya vendràn despuès los "tejidos grasos", y la matrìcula profesional para amenguar los ànimos, la plena inserciòn en el orden constituìdo, como dijera un cantautor: "Por tanto muchacho/ya basta de cuentos/Te llegò el momento /de ser màs formal/No màs pelo largo /ni ropas extrañas/fotos de Guevara/ni paz en Vietnam".

Por supuesto, habrà algunos muchachos audaces que a pesar de este vaciamiento, encontraràn allì el modelo para deshagogar su bronca, no sòlo de la incomprensiòn paterna, sino ante la injusticia y la hipocresìa reinantes.Para ellos, el poster colocado junto a la ventana les ofrecerìa no la autèntica lucha por el socialimo -con las masas organizàndose para tomar el poder-, sino la metralleta; no la teorìa revolucionaria, sino la pràctica de tiro. En este caso, el poster les enseñarìa a maldecir el mundo y tomar un fusil. Pero como la ocasiòn propicia no se presenta a menudo, este camino puede conducir a la tragedia: el desencadenamiento de acciones guerrilleras en lugares y momentos històricos inapropiados, con la consiguiente derrota, lo cual demostrarìa -segùn la pesuaciòn oportuna de alguno de los voceros del sistema- que "toda violencia es mala consejera". O el reverso, ante la imposibilidad de incendiarlo todo, reducir la reacciòn a la puteada dentro del hogar mientras llegan los hijos, crece en el jardìn una ligustrina cuidada los domingos y se asciende en el escalafòn de la empresa.

En cualquiera de estos casos, el poster y la remera, el banderìn y la boina, la estrella y la barba, lograrìan el milagro de tornar inofensivo el recuerdo del Comandante.

A este operativo dce dearticular esta bomba de tiempo constituída por el ejemplo y el pensamiento del Che, se sumaron luego profesores universitarios y ensayistas frenombrados, lo cual significa, en la mayor parte de los casos, importantes engranajes del sistema ideològico de la clase dominante. Ellos se ocuparon de proceder a una nueva vuelta de tuerca pues mientras aumentaban su propio prestigio levantando la figura del guerrillero legendario, se ocupaban de limarle toda arista peligrosa a su pensamiento. Algunos lo colocaban entusiastamente en su santoral, batiendo palmas a su coraje y altruismo pero agregando, por ejemplo que "sus principales tesis teòricas y polìticas carecen virtualmente de vigencia". Otros, `por su parte, lo exaltaban al cielo de los grandes hèroes, pero los desconectaban, en acciòn y pensamiento, de los movimientos de liberaciòn que una y otra vez conmovieron a la Patria Grande. De este modo lo elevaban a adalid de "la revoluciòn perfecta