domingo, 17 de febrero de 2013

Preocupación sobre la descendencia humana expuesta El Glifosato

Científicos del Conicet y la UNL alertan por el glifosato

En una advertencia de la ciencia contra el sistema sojero, cinco científicos confían que el modelo se basa en la destrucción sistemática de la naturaleza y subrayaron los riesgos de la vida humana. A través de un estudio probaron malformaciones en ejemplares de especies nativas. Destacaron que “a nivel mundial existen alrededor de 400 citas de trabajos científicos” que alertan sobre la “toxicidad del glifosato en distintos modelos animales”. Asimismo el efecto de este agroquímico en la morfogénesis de embriones originaría preocupaciones sobre la descendencia humana. Un informe sobre las respuestas de sapos y ranas a los agrotóxicos muestra que los cócteles de sustancias químicas conque se rocían los campos de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, principalmente, no son inofensivos como sostienen las multinacionales que los patentan y que monopolizan el mercado. Accedimos a las advertencias del estudio regional a través del entrerriano Rafael Lajmanovich, que investiga la relación sistema agrario/anfibios y anuros desde hace varios lustros y que en este caso firma la investigación con otros cuatro colegas de la Universidad Nacional del Litoral.

Los expertos difundieron sus estudios en un ensayo titulado Los agroquímicos y su impacto en los anfibios: un dilema de difícil solución. Allí no se circunscriben al glifosato (sustancia que mata todas las hierbas con excepción de las preparadas para resistir a su embate, como la soja), pero sí se detienen en el glifosato por su presencia arrolladora en los cultivos actuales, con predominio del poroto.

“El herbicida glifosato es el químico más controvertido del modelo productivo de los OMG (Organismo Genéticamente Modificado) y en la Argentina tiene un uso declarado de aproximadamente unos 200 millones de litros”, recuerda el informe.

Luego de enumerar las comprobaciones de los efectos teratogénicos (formación de monstruos) y cancerígenos de algunos químicos, y la toxicidad del glifosato, bajo distintas marcas, los especialistas subrayan: “El efecto directo del glifosato en los mecanismos iniciales de la morfogénesis de los embriones de vertebrados originaría preocupaciones sobre los resultados clínicos de la descendencia humana expuesta en los campos agrícolas”.

Entonces, la reflexión final lapidaria: “Los organismos gubernamentales y organizaciones civiles tendrían que tender a promover investigaciones que tengan en cuenta el desarrollo sustentable y la búsqueda de alternativas ecológicamente sostenibles como motor de la economía argentina. Pero sin perder de vista que, por definición, este progreso tiene que asegurar para las generaciones futuras todos los servicios ambientales y componentes de la naturaleza (principalmente su biodiversidad) así como sus pautas culturales ancestrales. Considerando que en los actuales modelos productivos-industrializados, el denominado ‘desarrollo sustentable’ se basa en la destrucción sistemática de los ecosistemas, en la disminución de la biodiversidad y en un enorme aporte energético de plaguicidas y fertilizantes que son una contradicción en sí misma de este precepto”.

Con semejante alerta, firmada por los que más estudiaron la incidencia de los químicos en los animales y en particular sobre los embriones, no habrá modo de eludir la responsabilidad de políticos, grandes empresarios y profesionales sobre la continuidad de un sistema de altísimo riesgo como el sojero.

Efectos colaterales

El estudio fue publicado en la revista QuímicaViva de diciembre de 2012 por Rafael C. Lajmanovich, Paola M. Peltzer, Andrés M. Attademo y Celina M. Junges, todos investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y miembros de la Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral –UNL-, y Mariana C. Cabagna Zenklusen que también pertenece a esa cátedra. Los investigadores buscaron reseñar “la problemática ambiental relacionada con la aplicación de agroquímicos, en particular con respecto a su impacto sobre organismos no-blanco como los anfibios anuros de la región centro-este de la Argentina” (lo que denominaríamos “efectos colaterales”).

Detallaron las formas de detectar la presencia de estresantes ambientales y su importancia como herramientas en los programas de monitoreo para la protección de la fauna silvestre, y al final entregaron sus aportes en la discusión en torno del “polémico herbicida glifosato y las perspectivas para las generaciones futuras”.

La UNL y la UNER

Entre los estudios realizados por la Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, el informe recuerda que el grupo de investigación con sede en esa Cátedra es precursor en la región centro-este de la Argentina en la caracterización del riesgo ambiental de los agroquímicos utilizados masivamente sobre larvas y adultos de anfibios. “Para hacer un breve resumen, desde el año 1998 que estudian el efecto de herbicidas como el paraquat sobre larvas de anfibios y realizan evaluaciones sobre la inducción que produce el insecticida cipermetrina en el desarrollo de procesos apoptóticos (muerte celular programada) de las células nerviosas. Los trabajos fueron realizados en colaboración con la Facultad de Bioingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos”.

“Igualmente, comprobaron la acción del herbicida glifosato en la producción de modificaciones morfológicas y etológicas (comportamiento), el poder genotóxico del insecticida endosulfán e inhibitorio de los niveles enzimáticos de B-esterasas del fenitrotión. Recientemente demostraron, por primera vez para las larvas de anfibios, que distintas formulaciones comerciales de glifosato inhiben la actividad de las enzimas colinesterasas y de estrés oxidativo (butirilcolinesterasa, BChE; acetilcolinesterasa, AChE; carboxilesterasa, CbE y glutation-s-tranferasa, GST) y corroboraron la toxicidad diferencial de distintas marcas comerciales de este producto. Asimismo, han caracterizado los niveles basales de BChE,AChE y CbE en diversas especies de anfibios y reptiles representativas de los ecosistemas regionales. Cabe mencionar, que estos estudios son los primeros en Sudamérica en utilizar metodologías no destructivas y técnicas de reactivación in vitro en estos vertebrados”.

“Recientemente, también demostraron la interferencia de plaguicidas organofosforados (OFs) (fenitrotión) y fungicidas (trifloxistrobin) en las interacciones depredador-presa”.

“Por otra parte, en 2005 señalaron la implicancia de los anfibios en el control biológico de plagas dentro de los cultivos de soja, situación que los expone directamente a los agroquímicos y los hace excelentes modelos de estudio para sus efectos a campo. De la misma forma, han permitido establecer la variación intraespecífica e interespecífica respecto de parámetros de estructura poblacional y de comunidad de anfibios en cultivos de soja, arroz y fragmentos de bosques nativos, así también han determinado el efecto de la eutrofización (aumento de materia orgánica producido principalmente por el uso masivo de fertilizantes) de lagunas agrícolas sobre el estado de salud y supervivencia en larvas de anfibios”.

“En último lugar, luego de diez años de muestreo realizaron la primera compilación sobre anormalidades de anuros para la Argentina y observaron la relación de este fenómeno, respecto de los ambientes con actividad antrópica intensiva (suburbios y cultivos)”.

Residuos de plaguicidas

El informe señala otras puntas del ovillo, para determinar las consecuencias nocivas de los químicos de las pulverizaciones, en la reproducción. Veamos una de las líneas de investigación: “En las provincias de Santa Fe y Entre Ríos hace varios años que se vienen detectando residuos de plaguicidas en vertebrados de la fauna autóctona (peces y anfibios). Se destaca el hallazgo del insecticida clorado endosulfán, que con un rango de 5-39 ng/g se encontró en el 42,1 por ciento de los anfibios evaluados (rana criolla, Leptodactylus latrans; rana chaqueña, L. chaquensis; rana del zarzal, Hypsiboas pulchellus y sapo buey, Rhinella schneideri). Este escenario es muy peligroso ya que el endosulfán tiene efectos estrogénicos y autores como Park y colaboradores demostraron que bajos niveles de endosulfán interfieren en los mecanismos ferohormonales de anfibios urodelos (salamandras)”.

“Posteriormente, Lajmanovich y colaboradores comprobaron su efecto mutagénico para las larvas de anfibios y Peltzer y colaboradores hallaron residuos de endosulfán en cuerpos de agua de Entre Ríos por sobre los límites de protección para la fauna acuática de la Argentina”.

Lluvias fatales

“Estudios realizados a campo, en cuerpos de aguas someros de la región pampeana de la República Argentina, mostraron que algunos de los agroquímicos de uso frecuente en los cultivos de soja causan, en sectores puntuales y períodos limitados al momento de su aplicación y posteriores lluvias, mortalidad de invertebrados, peces y larvas de anuros”.

El informe hace referencia a concentraciones de cipermetrina, el insecticida clorpirifós y del glifosato, y recordaron que expertos de la zona hallaron en algunas regiones intensamente cultivadas del país que dos de los insecticidas más ampliamente usados (cipermetrina y endosulfán) “eran detectados en sedimentos, partículas en suspensión y agua en concentraciones que exceden los niveles permitidos para la protección de la vida silvestre. Cabe destacar que el endosulfán y sus productos formulados son considerados por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (Usepa) como sustancias altamente peligrosas. El uso de este insecticida ha sido prohibido en la Comunidad Europea, Colombia, Belice y Singapur”, subraya el estudio del Conicet. “Además, tiene un uso restringido en muchos otros países por su comprobada potencialidad mutagénica, teratogénica y cancerígena. Recientemente, también ha sido prohibido en la Argentina (Resolución del Senasa Nº 511/2011), no obstante esto, el propio organismo da permiso a las empresas hasta el 1º de julio de 2013 para comercializar los remanentes de mercaderías que tengan en depósito”.

Glifosato y ácido retinoico

“A nivel mundial existen alrededor de 400 citas de trabajos científicos sobre su toxicidad (glifosato) en distintos modelos animales (de laboratorio y de vida silvestre). Específicamente, sobre sus efectos en especies de anfibios locales, podemos destacar un trabajo de Lajmanovich y colaboradores que describe malformaciones morfológicas externas (craneofaciales, bucales, en los ojos y curvatura de la aleta caudal), además de efectos sobre el esqueleto hiobranquial (alteraciones en la estructura cartilaginosa por disrupción en la formación de colágeno) en renacuajos de una especie de rana ampliamente distribuida en la Argentina expuesta a dosis subletales de glifosato”.

Los especialistas no andan con rodeos en el informe publicado por QuímicaViva. “Los monitoreos continuos realizados para evaluar el impacto de los agroecosistemas sobre la fauna silvestre de las provincias con mayor producción de soja de la Argentina (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos), permitieron realizar la primera recopilación a campo en Latinoamérica sobre la incidencia de malformaciones en anfibios. En las conclusiones de este trabajo se hace una concreta mención al posible efecto del ácido retinoico como una de las causas de estas teratologías (malformaciones); que sin lugar a duda ya están empezando a manifestarse en la naturaleza y dejaron de ser, como algunos autores opinan, meras especulaciones experimentales. Cabe mencionar que Paganelli y colaboradores demuestran el mecanismo por el cual el glifosato provoca efectos teratogénicos en vertebrados (malformaciones craneofaciales que incluyen a los cartílagos branquiales y ceratobranquiales, además de acortamiento del tronco embrionario, entre otros resultados que se vinculan con el incremento del ácido retinoico)”.

“En relación con lo publicado por estos autores, el efecto directo del glifosato en los mecanismos iniciales de la morfogénesis de los embriones de vertebrados originaría preocupaciones sobre los resultados clínicos de la descendencia humana expuesta en los campos agrícolas”.

La pobreza verde

Al colocar el problema en su contexto, se lee en el informe: “Uno de los mayores desafíos a nivel mundial es el de lograr un uso racional de los insumos químicos que sustentan a los sistemas productivos. Esta dependencia de los agroquímicos se incrementó, en forma exponencial, en la denominada ‘revolución verde’ de la década de 1960. En esos años, se especuló que se iba a terminar con el hambre en el mundo, lejos de cumplir su cometido; aún hoy, y luego de décadas de mejoramientos genéticos de las semillas (nosotros le colocaríamos comillas a la palabra mejoramientos) y de la aparición de los organismos modificados genéticamente (OMG), se considera que los aumentos en toneladas de granos no solucionan esta pandemia. Esa situación ha sido reconocida por una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo (Nature), que en su editorial de julio de 2010 se pregunta ¿Cómo alimentar a un mundo hambriento? y admite que la ciencia y la tecnología, por sí mismas, no son una panacea para liberar a la humanidad del hambre, su causa es la pobreza, no la falta de producción de alimentos”.

Fuente: Diario del Sur
Provincia/Región: Nacional

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